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Feria de semillas en Catamarca: La vida en el centro

20 SEPTIEMBRE, 2023

Por Huerquen

Se celebró la 21° Feria de semillas nativas y criollas en la localidad de Medanitos, Catamarca. Un espacio para el intercambio de semillas pero también para el reconocimiento de los saberes y experiencias de las comunidades campesinas e indígenas frente a los proyectos extractivistas.

Por Camila Parodi para Huerquen

El pasado sábado 9 de septiembre se realizó la histórica Feria de Semillas Nativas y Criollas que se celebra todos los años en el Bolsón de Fiambalá, ubicado en el oeste de la provincia de Catamarca. Esta vez, la cita fue en el predio del Festival del Agricultor, en la localidad de Medanitos. La feria encontró a campesinos y campesinas, organizaciones sociales y activistas socioambientales provenientes de los pueblos aledaños a Medanitos pero, también, desde otros puntos más lejanos como la ciudad de Catamarca, Andalgalá, Belén, Ancasti, La Paz, Capayán así como de otras provincias como Córdoba, La Rioja y Santiago del Estero.

Durante septiembre, coincidiendo con el comienzo de una nueva época de siembra, productoras y productores se encuentran para intercambiar sus semillas así como todas las elaboraciones derivadas de su producción. Esta práctica se repite, de diversas maneras, a lo largo y ancho del continente. A través del intercambio, las familias campesinas no sólo logran acceder a nuevas variedades y especies sino que también reproducen las semillas libres -ancestrales, nativas y criollas- que se resisten a ser patentadas. Allí, también, se intercambian los saberes y las experiencias a partir de las cuales se construyen vínculos y afectos. Alternativas comunitarias y cooperativas que ponen en evidencia la existencia de formas y lógicas que son capaces de enfrentar a la actual crisis climática, política, económica y social.

Con el frío de la primera mañana, las más de 90 mesas se iban ordenando a disposición de la sombra. Mientras los y las productoras calentaban sus manos con mate o café caliente seleccionaban, cuidadosamente, las producciones que representarían el trabajo de todos los días. En el centro de las mesas, ordenadas en bandejas, canastos y manteles, estaban las semillas. Las protagonistas de la feria que propician el encuentro desde hace más de 20 años en la zona.

Recuerda Don Máximo, quien impulsó junto a sus vecinos y vecinas la realización de la primera feria de semillas allá hacia principios del año 2000 que, la feria comenzó por la necesidad de incorporar nuevas producciones y compartir sus frutos. “En sus inicios era más sencilla, éramos muchos menos” recuerda. Hoy, tras 20 años de ferias, Máximo se enorgullece con su devenir y sonríe cómplice: “A pesar de que esté viejo tenía que venir a ver cómo sigue creciendo la semilla que plantamos”.

La feria de semillas lleva larga data en Catamarca. Explican desde la Asociación Civil BePe, una de las organizaciones que acompaña esta iniciativa, que ya desde el año 1987, campesinas y campesinos del Bolsón de Fiambalá, se organizaban en grupos comunitarios: “Realizaban intercambios con comunidades de Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja y desarrollaron importantes experiencias de comercio alternativo, cooperativas de consumo, ropero y botiquín comunitario, siembra de hortalizas para autoconsumo, molino harinero, cría de gallinas y banco de herramientas comunitarias”. En 1999, BePe, comienza a realizar un trabajo territorial en la zona para recuperar las semillas nativas y criollas junto a ellos.

“El proceso de rescate de variedades promovió el intercambio entre las familias campesinas en espacio de ferias” explican desde BePe. Es así que comenzó la primera feria de semillas durante el año 2000 realizándose, primeramente, en el departamento Belén. Sin embargo, desde el 2002 la feria se realiza de forma ininterrumpida en la región del Bolsón de Fiambalá para fortalecer el trabajo de conservación de las semillas que venían realizando. Allí, las familias campesinas se agruparon en la Asociación de Campesinos del Abaucán (ACAMPA) y se organizaron para garantizar la distribución y multiplicación de semillas que eran producidas de manera agroecológica.

La conservación y multiplicación de las semillas en manos campesinas ha permitido la continuidad de la vida frente a las políticas extractivistas del agronegocio, el mercado de la patentización de las semillas y el monocultivo. También, recientemente, ha posibilitado la reglamentación (aún incompleta) de la Ley de Agricultura Familiar, fruto de la organización de movimientos campesinos que exigieron su reconocimiento. Sin embargo, las ferias de semillas así como la lucha de los diferentes colectivos que las defienden, exceden los reconocimientos y las instituciones: las semillas nativas y criollas construyen genealogía de las resistencias y se multiplican para evidenciar que ese otro mundo es posible.

Sembrar vida frente a los proyectos de muerte

La realización y sostenimiento de la feria de semillas en el Bolsón de Fiambalá en el actual contexto no es poca cosa. Las organizaciones sociales y campesinas impulsan la defensa de las semillas, del agua y de la vida frente a un modelo extractivista. En Fiambalá, este modelo se evidencia a través de la instalación de los megaproyectos de explotación de litio.

Estos proyectos sólo pueden sostenerse gracias a la complicidad estatal que habilita el despliegue de múltiples mecanismos para el beneficio de las empresas trasnacionales en detrimento de la vida de los territorios y pueblos. En este caso Roxana Paulón, intendenta de Fiambalá, es denunciada por las organizaciones y colectivos socioambientales por no convocar a las instancias participativas necesarias ni realizar los seguimientos o evaluaciones socioambientales que se requieren para instalación de este tipo de proyectos.

En la actualidad hay dos proyectos de minería del litio en la zona. Por un lado, se encuentra el Proyecto “Tres Quebradas” que fue realizado inicialmente por la empresa Liex S.A. (subsidiaria de Neo Lithium, de origen canadiense) en el año 2017. En la actualidad se encuentra gestionado por la empresa china Liex Zijin desde 2021 y la población advierte los cambios radicales. A su vez, recientemente, comenzó el Proyecto “Fiambalá Norte” para la explotación de litio entre las empresas YPF y CAMYEN (Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado). Si bien éste se encuentra en una etapa de exploración el camino ya está marcado para que Fiambalá se constituya como una zona de sacrificio para la minería del litio.

El megaproyecto “Tres Quebradas” ya cuenta con once propiedades mineras distribuidas en al menos 30.000 hectáreas y se propone, inicialmente, la extracción de 20.000 toneladas de carbonato de litio por año. En lo que corresponde al proyecto “Fiambalá Norte” se ha destinado una superficie de 20 mil hectáreas ubicadas en la frontera con Chile. Estos proyectos se presentan a la comunidad en nombre del progreso y del desarrollo, aparecen como las únicas oportunidades de supervivencia e ignoran las formas de vida que conservan los pueblos de manera ancestral en la zona.

Durante la feria, la intendenta de Fiambalá, realizó una visita tan fugaz como violenta. Paulón, en plena campaña electoral, publicó fotos paseando por el evento sin siquiera detenerse a leer uno de los principales ejes de la convocatoria: “Agua para los pueblos, no para las mineras”. Como analizó el investigador Horacio Machado Aráoz: “Sacar fotos es una forma –también- de saqueo. Forma parte de las más extendidas y usuales prácticas de la política extractivista. No fue a aportar nada, y ni siquiera con la más mínima intención y actitud de escucha y receptividad”.

Mientras avanzan los proyectos extractivistas a espaldas de los pueblos, la clase política intenta capitalizar sus procesos comunitarios para la carrera electoral. Lo acontecido en la feria es tan sólo un ejemplo del cotidiano que atraviesa la población de Fiambalá desde la instalación de los proyectos, allí los lazos sociales son resquebrajados permanentemente por el accionar de las empresas y los gobiernos.

Beatriz Perea es integrante de la Asamblea Socioambiental “Fiambalá Despierta”. Para ella, la feria de semillas y su participación masiva demuestra que los pueblos no quieren proyectos de muerte, por el contrario defienden las semillas y cuidan la vida: “Con este tipo de actividad le demostramos a los funcionarios que estamos todos juntos para defender el agua”, expresó sobre la visita de la intendenta.

“Somos pueblos que hemos vivido siempre de la agricultura y la ganadería, por eso mientras tengamos agua vamos a poder producir, cosechar y cuidar a nuestros animales para vivir como siempre en paz y de lo que producimos nosotros” reflexionó la activista sobre los proyectos, mal llamados, de “desarrollo”. Con la llegada de la minería de litio, explica Perea, “nos quieren cerrar las puertas para decirnos que ese es el único modo de subsistencia pero nosotros decimos que no, nosotros ya conocemos cuál es la manera de sobrevivir: con agua”.

Somos semillas

Frente a los múltiples intentos por romper los lazos sociales y dividir a los pueblos, la feria de semillas volvió a vencer. Cientos de personas celebraron con ternura el encuentro. “Renovar ese vínculo y poder seguir encontrándonos aún con todas las dificultades económicas, con todas las situaciones que nos atraviesan política y emocionalmente es muy importante” recordó Claudia Martinez, integrante de BePe.

Para la activista, el encuentro cumplió con su objetivo de conformarse como “espacio de reafirmación de la vida y de las opciones que toman los productores, las productoras y quienes acompañamos para poner en el centro a la semilla, la vida” agregó Martinez. Desde su experiencia, sostiene que “las iniciativas de los productores van creciendo todos los años y continúa emocionando ese momento de reencuentro donde dos productoras se vuelven a abrazar y se cuentan sus procesos, eso también es aprendizaje y muestra la forma en que producen”.

A pesar de los proyectos extractivistas, para Martinez “las ferias siguen siendo un espacio potente, de una enorme fortaleza, de una enorme capacidad de reproducción de la vida para quienes participamos y militamos en la defensa de la vida”. En ese marco, explicó que, “este espacio demuestra la profunda transformación y reafirmación política donde la vida recobra su lugar y su centralidad”. Reproducir, conservar e intercambiar semillas como actos colectivos y revolucionarios para la defensa de la vida.

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